Sosteniendo el aliento

Hemos inhalado todo el aire y esperamos con los pulmones llenos hasta que inicie nuestra aventura develando los secretos de los remolinos.

¡El primer transecto de muestreo se acerca! Estamos revisando todo, dos y más veces, asegurándonos de que todo esté en el lugar correcto en el momento correcto; repasando nuestras tareas para que cuando llegue el momento, todo salga lo mejor posible. Sin embargo, estamos abiertos al caos probable y listos para surfearlo con gracia.

Cuando no estamos etiquetando absolutamente todo a nuestro alrededor, nos tomamos un descando para mirar el horizonte coloreado por dos azules:

Etiquetas, etiquetas y más etiquetas...

Es mi primera vez recolectando muestras de la rosetta, u ordeñandola, como se dice en oceanografía, y me da miedo cagarla, pero como todo en la vida, a través de la repetición todo se vuelve obvio y trivial. Espero con ansias esa nueva realidad en la que toda la información revuelta en mi mente se encaja en su lugar y se convierte en hábito.

Mientras mis pensamientos se reordenan, busco pardelas entre las crestas de las olas. Cuando la espuma desciende, sus barriguitas blancas aparecen mientras sus alas cortan el agua.

Una pardela vuelva a ras del agua.

El poder de las pardelas parece igualar al del propio océano, mientras planean entre los vientos que nos mecen hasta la locura. El hecho de que pueden sobrevivir así, tan lejos de tierra, es una historia de verdaderas resiliencia y adapatación. Quiero intentar ser como ellas.